Los famosos desfilan por el jardín utópico de una Met Gala ajena a los problemas del mundo

A diferencia de otros años en los que se han visto símbolos políticos, los presentes se zambulleron en el código propuesto, 'El jardín del tiempo', un relato de J.G. Ballard sobre un mundo ideal con el caos a las puertas; tanto que apenas se advirtió la protesta propalestina fuera de las carpas
Los famosos desfilan por el jardín utópico de una Met Gala ajena a los problemas del mundo
La española Rosalía posa en la entrada de la Met Gala

Zendaya, Kim Kardashian, Jennifer Lopez y otras celebridades del momento desfilaron este lunes por el 'jardín' utópico de la Met Gala de Nueva York, que se centró estrictamente en la moda y se mantuvo ajena a los problemas del mundo y también a los de su alrededor.


Se trata de una de las fiestas benéficas más importantes del sector de la moda en EE.UU. y asisten solo personalidades invitadas por Anna Wintour, editora de Vogue y directora del Instituto de Moda del Museo de Arte Metropolitano (Met), que pagan unos 75.000 dólares por la entrada.


A diferencia de otros años en los que se han visto símbolos políticos, los presentes se zambulleron en el código propuesto, 'El jardín del tiempo', un relato de J.G. Ballard sobre un mundo ideal con el caos a las puertas; tanto que apenas se advirtió la protesta propalestina fuera de las carpas.


Las miradas de asombro se las llevó la actriz y cantante Zendaya, en la cresta de la ola por la saga 'Dune', que apareció pronto con un vestido de alta costura escultural verde y azul, con lazada a la cintura y formas abullonadas, acompañada de su inseparable estilista Law Roach.


"Simplemente, (John) Galliano", dijo Roach a la prensa apostada en los laterales sobre el 'look', una de las creaciones de este diseñador para Maison Margiela y que le daba un aire malvado, complementado con un maquillaje dramático de cejas finas y sombra de ojos oscura.


Eso no fue todo, ya que unas cuatro horas después, Zendaya repitió el desfile con un segundo conjunto: un vestido gris oscuro con corsé y gran volumen en la falda, en contraste con un tocado enorme con un colorido ramo de rosas, también de Galliano pero de su época en la casa Givenchy.


Entre medias, decenas de personalidades hicieron su propia interpretación del código de vestir romántico o sacaron sus mejores vestidos 'vintage' en consonancia con la exposición anual del Instituto de Moda del Met, sobre las bellas durmientes o prendas históricas frágiles.


Kim Kardashian, la reina de la osadía, se presentó con un diseño de Galliano para Margiela también, con un corsé que reducía su cintura a dimensiones inverosímiles, mientras que Jennifer Lopez epató con un sinuoso vestido semitransparente cubierto de brillantes, de Schiaparelli.


A juego con la temática natural, muchas invitadas lucieron flores en todas sus formas: en estampados, como Demi Moore; en adornos en relieve que salían del vestido, como Niki Minaj; en accesorios, como Sam Smith y Christian Cowan, en el cabello o incluso pintadas por los brazos.


La sucesión de estrellas incluyó a la cineasta Greta Gerwig, acompañada de varias actrices, entre ellas Sienna Miller; las cantantes Ariana Grande, Lana del Rey y Kylie Minogue; las tenistas Venus y Serena Williams, modelos como Naomi Campbell y Gigi Hadid, y un empresario: Jeff Bezos.


El multimillonario fundador de Amazon se escabulló y cedió el foco a su prometida, Lauren Sánchez, que llevaba un vestido con flores de espejo; otras parejas 'poderosas' fueron las formadas por Chris Hemsworth y Elsa Pataky, o Nicole Kidman y Keith Urban.


Mientras, una nutrida representación latina puso un toque de alegría a la 'alfombra verde' previa a la exclusiva fiesta dentro del museo; desde Bad Bunny y Rauw Alejandro trajeados hasta Shakira y Cardi B, con aparatosos vestidos, pasando por las elegantes Penélope Cruz y Rosalía.


Rihanna, que suele ser la última, canceló por enfermedad, por lo que la Met Gala se ciñó a lo previsible, e incluso las amenazas de boicot se resolvieron discretamente: tanto una huelga 'in extremis' de trabajadores de Condé Nast, la editorial de Vogue, como la protesta por la guerra de Gaza afuera, que no pasó de un tumulto. 

Los famosos desfilan por el jardín utópico de una Met Gala ajena a los problemas del mundo

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