Sobre las ideologías. Modesto y personal comentario

Decíamos el otro día que las respuestas humanas a un mismo estímulo varían entre razas, personas, hermanos incluso siendo gemelos... 


Por lo que fuere y desde luego por variadas razones, el conocimiento de la historia y la demostración de las tradiciones, etc., nos hacen llegar la no coincidencia de criterios y hasta el antagonismo que sobre la misma materia han venido y siguen teniendo personas que pertenecen al mismo pueblo, coincidente cultura, costumbres, etc., etc. Y ello, desde Caín y Abel, los cuidadores y terroristas de la Biblioteca de Alejandría o los invasores y defensores de Covadonga ..., hasta los republicanos y franquistas, los defensores de la convivencia y los alborotadores y terroristas de nuestros días, por citar algunos casos hirientes. Pues tal puede llegar a ser la fijación mental o sicológica de lo que uno defienda como verdad única y suya, en cualquiera de los sentidos que se dirija la tal, que acaba o puede acabar en lo que conocemos como fanatismo. Y eso, es siempre malo. 


Pues que existieron opiniones encontradas al respecto de la misma cuestión, es algo demostrado; pero cuando esas maneras de ver y de pensar, sean del lado que fueren, son llevadas al extremo, la violencia, el fanatismo..., la cosa cambia, la discrepancia se hace intolerable. ¿Y dónde está el equilibrio, quién tiene aquí la razón? Dice el refrán -que casi todos aciertan- “que en el término medio se halla la virtud”. Pero fijémonos que, en el equilibrio de los platillos y el fiel de una balanza, cualquier soplito les desequilibra. ¿Qué no pasará, pues, cuando no es un soplito sino un huracán, un sunami..., lo que desequilibra aquellos platillos y aquel fiel de su situación estabilizada? Pues que todo se trastoca, se altera, se destruye... De ahí, la enorme y nunca bien ponderada importancia de buscar denodadamente, con los esfuerzos ímprobos necesarios, la cautela, la buena voluntad, el término medio..., para hallar siquiera el senderito -aun de espinas y de piedras- como San Agustín, Pastor Díaz, Mandela..., lo buscaran, para intentar alcanzar lo que nuestra querida Rosalía nos trasladó como las LLANADAS DE LA PAZ. i Lástima! por cierto, que nuestros inmortales Rosalía y Pastor Díaz no sean más estudiados en todos los Medios posibles y más dados a conocer al Mundo, para bien de todos. Pues ellos buscaron siempre la PAZ, sin conseguirlo muchas veces, y en esa “lucha” vivieron y hasta, seguramente, murieron. ¡Iimitémosles!


Pues bien, a esa disparidad de criterios, a esa manera diferente de sentir, pensar, reaccionar..., es a lo que puedo llamar ideologías, que como vimos, existieron siempre y van a seguir universales. Mas, la importancia de los acuerdos, las tolerancias, las avenencias..., va a estar siempre presidida por la búsqueda de los senderitos y el alcance de las llanadas aludidos. ¡Ojalá! sean prontamente encontrados unos y otras. Así lo deseo de todo corazón y para todos los casos.

Sobre las ideologías. Modesto y personal comentario

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