Galicia, era visto o no

Ocurrió lo que la mayoría pensaba, a pesar de que también lo dudaba ―viendo los pronósticos del Sr. Tezanos―; las elecciones gallegas dan como resultado la apuesta por la palabra, la seriedad y la ética.


Esta decisión ciudadana, convierte a Galicia en la «fachosfera», según las palabras del máximo exponente del “progresismo”; sencillamente por no seguir la línea de lo políticamente correcto; sencillamente por oponerse al pensamiento único, por insistir en el derecho a discrepar, o por pensar que “los cambios de opinión” son verdaderas trolas escandalosas.


El conocimiento empírico del incumplimiento de promesas y alarmas desproporcionadas, que se vierten en tiempos pre electorales, también puede haber contribuido a esta postura contraria a lo «guai y muy chuli».


¿Dónde está la inmensa contaminación y miles de toneladas de pellets en las costas gallegas?  ¿Qué autoridad tiene la responsabilidad de prevención y lucha contra la contaminación marítima?


Pasadas las últimas elecciones generales ¿Alguien volvió a oír hablar del «derecho a la herencia universal de 20.000 € para los jóvenes que cumplan dieciocho años»?


¿Volveremos a oír hablar de la promesa presidencial -por cierto expedientada por la Junta Electoral― de la construcción de un nuevo buque militar en los astilleros ferrolanos? Ojalá que así sea y a ser posible en esta década...


El senador y alcalde, José Manuel Rey defendió, a principios de mes ―teniendo en cuenta que la ciudad y su puerto han sido excluidos del “corredor atlántico ferroviario”― una moción en el Senado sobre la modernización del tren a Ferrol y la intermodal. Curiosamente el encargado de poner palos en las ruedas a la moción, fue el senador progresista y vecino, señor. Sánchez Bugallo.


En otra iniciativa el alcalde ferrolano, en la misma Cámara Alta, pidió conocer los plazos e inversiones reales en los presupuestos para la modernización del astillero local. Esta vez la encargada de rechazar la moción fue la vicepresidenta y ministra de hacienda, cabeza notoria del “progresismo”.


Ahora con un argumento peregrino: la promesa presidencial, antes comentada, de un nuevo buque en construcción. Proyecto, que ojalá se cumpla, pero que no soluciona el problema a medio y largo plazo. Las dificultades de Navantia son estructurales, no coyunturales y no se solventarán mientras no se aborde un serio programa de mejoras e inversiones para que la factoría sea competitiva en la construcción naval a nivel mundial.


La actual situación política recuerda a la famosa obra “Rebelión en la granja” de George Orwell. No se puede engañar a todos, todo el tiempo.

Galicia, era visto o no

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