Siete mariscadores de Ferrol iniciaron ayer una huelga de hambre y un encierro que anuncian indefinidos para tratar de forzar una negociación en relación con la talla de la almeja. El patrón mayor del pósito, Bernardo Bastida, y otros miembros de la agrupación irrumpieron en la reunión de la Xunta Local de Goberno y se instalaron en la sala de Alcaldes trasladándose después a una dependencia contigua de donde aseguran que no saldrán hasta que se permita vender la almeja de 36 milímetros –en la actualidad la talla mínima es de 38–.
Alrededor de 20 personas más intentaron sumarse a la iniciativa en torno a las tres de la tarde, pero la Policía Local tenía orden de no permitir la entrada de los mariscadores en el Ayuntamiento, por lo que se concentraron en los soportales del palacio municipal.