Más de un siglo viendo Ferrol tras el mostrador de Amador: "La ciudad está volviendo a brillar"

Casa Amador acompaña a Diario de Ferrol desde su nacimiento hace 25 años apostando por la honestidad y el trabajo por la comarca
Más de un siglo viendo Ferrol tras el mostrador de Amador: "La ciudad está volviendo a brillar"
Luis Amador tras el mostrador de la mítica tienda ferrolana | Jorge Meis

Hay una esquina en Ferrol que tiene un olor especial: la de Carmen con Iglesia, en El Callao, donde se ubica Casa Amador desde hace casi 101 años. El aroma del café centenario que tuestan aquí y en A Gándara se desliza por una ciudad a la que han visto crecer y menguar desde el otro lado del mostrador, y para la que auguran un tiempo de vientos a favor.

 

Luis Amador, a quien Diario de Ferrol entrevistó en sus primeros números —el 6 de junio de 1999—, rememora ahora aquella charla con motivo de nuestro 25 aniversario. Una conversación en la que destacaba que "el futuro del comercio local pasa, sin duda, por la especialización", una premisa que ha resultado ser del todo cierta en su caso, pasando de ser la tienda de ultramarinos que comenzó su abuelo a un espacio gourmet y delicatessen.

 

Fue en 1923 cuando Teodoro Amador, empleado de la tienda que por aquel entonces regentaba Rogelio Pardo, aceptó la propuesta de la viuda de éste para quedarse al mando: "Mi abuelo fue una persona muy inquieta y un maestro dentro del mundo de la alimentación en aquella época en Galicia, marcó tendencia", valora Luis, enumerando que "su forma de encauzar el negocio, sus innovaciones y el contacto con los viajantes, que eran los grandes comunicadores del momento y sabían lo que se hacía en toda España" fueron las claves de su éxito.

 

Teodoro Amador y sus ideas revolucionarias

 

Entre las ideas ejecutadas por el visionario Teodoro destaca la del reparto con un poni tirando de un bonito carro al que prohibieron circular fuera de horario escolar porque revolucionaba a los críos o la compra de un tití que guardaba el exterior del escaparate: "Un mercante se lo ofreció y él lo vio bien, se lo compró y lo usó como publicista porque llamaba muchísimo la atención. Cuando salía la gente de Bazán, que muchos comían por las calles, siempre había un grupo de trabajadores con él viendo sus coñas", recuerda el nieto.

 

Cuando apostó por dejar atrás la madera y comprar estanterías blancas le llamaron loco "pero, con el paso de los años, la alimentación siguió esa tendencia de los colores claros", incide Luis, quien cita también la mítica báscula que aun conservan en el local y que le regaló a Teodoro un cliente para saldar sus deudas. "Un señor me preguntó si la vendíamos y yo le dije que sí, que cuando viese que Casa Amador fuese a cerrar, viniese a por ella... Es parte de la empresa porque, aunque vino de rebote, se convirtió en un emblema y nos conocían por la esquina de la báscula", añade.

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Luis, posando junto a la famosa báscula | Jorge Meis

Aunque el logotipo de Amador se ha adaptado a los tiempos con la celebración del centenario, "perduran Pencho y Manolo, los protagonistas de la tira de cómic publicitaria que aparecía en los años 30 en El Correo Gallego", sostiene Luis, quien no deja de recordar que Teodoro compró una máquina de tostar que tostaba 30 kilos en 20 minutos: "Había muchas tiendas pequeñas en Ferrol que tostaban y después perduramos Táboas y nosotros; pero él reforzó esa parte y se levantaba a las 5.00 para abrir a las 9.00 con todo el café del día tostado y caliente. Se adelantó al resto. Y esta fue la base de Casa Amador. Sobre este cimiento fue todo lo demás".

 

Sus hijos, Teodoro y Sotero, fueron los continuadores, y finalmente fue el primero, padre del entrevistado, quien se hizo cargo hasta que pasó a la tercera generación, sus seis hijos. "En mayor o menor medida, todos hemos ido aportando al negocio. El primero, mi hermano Jorge, que fue el siguiente puntal. No obstante, siempre hemos puesto por delante la estabilidad de la empresa antes que otros factores familiares. Gracias a ello, ahora es la cuarta generación la que está cogiendo el relevo", reflexiona Luis, que iba para veterinario "pero estaba muy enamorado de una chica de Ferrol y me estaba costando la carrera, así que empecé en la tienda y hasta ahora", ironiza.

 

Hipermercados e Internet, dos pruebas de fuego

 

Y, ¿qué ha cambiado desde que llegó él a la tienda? "Ya trabajábamos productos de importación, pero la mayoría era gran consumo. Nuestra generación tuvo que lidiar contra dos grandísimos retos: el cambio de la distribución a través de las grandes cadenas de alimentación y el mundo de Internet. Son los hitos más importantes que hemos tenido que asumir y aceptar", confiesa, poniendo como punto crítico la apertura de Alcampo, la primera gran superficie en la comarca, en 1986: "Hemos sobrevivido pocos; ahora, por suerte, se empiezan a vislumbrar pequeños negocios especializados".

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Primer faldón de Amador en Diario de Ferrol el 9 de junio de 1999

Fue hace 25 años, precisamente, cuando Luis Amador fija temporalmente este "varapalo" que les obligó "a aceptar que era una batalla perdida y a asumir alguna decisión de mucha responsabilidad, como eliminar de esta casa el gran consumo, llamar a clientes para decirles que no les íbamos a poder seguir sirviendo porque nuestro camino iba por otro lado". Ahora, en tiempos de venta online, fía la supervivencia del comercio local en que "el consumidor se dé cuenta de que nos estamos jugando nuestra forma de vivir; el pasear por las calles y que haya escaparates, que no sean oficinas y garajes".

 

"Ferrol sale del túnel"

 

En todos estos años, reconoce Luis que "Ferrol es un mundo completamente diferente porque le ha tocado vivir una crisis eterna", incidiendo en que "la reconversión ha hecho mucha mella en el ánimo de los ferrolanos". Sin embargo, asegura que "esto se ha acabado y ahora mismo estamos saliendo del túnel, Ferrol vuelve a brillar y cada vez más aunque muchos no se quieran dar cuenta. Es hora de que empecemos a abrir los ojos y veamos que tenemos futuro". 

 

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Luis junto a la tostadora donde tuestan café en la tienda | Jorge Meis

Desde ese lugar privilegiado para tomar el pulso social que es el otro lado del mostrador, Amador cuenta que "aquí cada vez vienen clientes más jóvenes que trabajan en la comarca, estamos viendo un cambio muy positivo; ahora lo que hace falta es apoyarnos y mirar entre todos los ferrolanos para que esto siga yendo adelante". Esta nueva clientela se acerca, dice, "porque el mundo del café es cada vez más amplio, y los frutos secos, que son muy importantes en el peso del negocio, así como los vinos y la alimentación especializada, de la que todos echamos mano en algún momento: unos más frecuentemente y, otros, en ocasiones especiales. A todos nos gusta tener ese lugar de referencia al que acudir cuando quieres hacer un regalo o disfrutar de una buena botella y ese es el hueco de mercado que nosotros buscamos". 

 

Explica además que el secreto para cumplir un siglo al frente de un negocio como el suyo reside "sobre todo, en ser honestos y serios. Nuestro trabajo se ha basado en esto y en mejorar, en cumplir lo mejor posible con nuestros clientes. En renovarse en consonancia con los tiempos. Mi abuelo siempre decía que no podían pasar diez años sin darle un giro al negocio y lo hemos mantenido. Y creo que nos lo han agradecido al seguir viniendo a comprar", reflexiona.

 

 

Consciente y orgulloso de que uno de los regalos más ansiados por los ferrolanos es una de las famosas cestas de Amador, alaba Luis la maña de su cuñada Montse para colocar los productos y revela que "hemos hecho miles, pero yo tenía una ilusión, que era recibir una. En mi 60 cumpleaños fue el primer regalo en mi vida que me emocionó hasta el punto de echar una lagrimita. Fue una maravilla, un regalo muy bonito".

 

¿Y qué dirían los dos teodoros al ver cómo se ha llegado a los 100 años? "Iban a flipar; sobre todo mi abuelo, sabiendo que de sus ganas de trabajar y emprender hemos vivido muchas familias, no solamente la suya. Por esta empresa ha pasado muchísima gente que aportó mucho y para nosotros son de casa, son familia, un puntal muy importante. Actualmente estamos haciendo cambios y han llegado caras nuevas y diferentes, pero con la misma ilusión y las mismas ganas de seguir trabajando".

Más de un siglo viendo Ferrol tras el mostrador de Amador: "La ciudad está volviendo a brillar"
COLABORADORES
Deputacion
Puerto Ferrol
Concello Ferrol

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